Noticias

Víctor Infantes - Obituario por Ana Martínez Pereira

descarga.jpg

VÍCTOR INFANTES (1950-2016)

 

El pasado día 1 de diciembre fallecía en Torrelodones Víctor Infantes. Se va una persona buena y un filólogo inmenso.

            No es fácil dibujar su trayectoria impresa en varios cientos de entradas bibliográficas. Su curiosidad y la pasión por una profesión que como él mismo escribió “me escogió como vida”, lo ha llevado por caminos poco transitados, huyendo de las grandes sendas ya abiertas.

Son muchas, muchísimas, sus investigaciones sobre la edición y la imprenta de los Siglos de Oro. Fiel creyente de la crítica textual y de la bibliografía material -fundamentos filológicos de peso que aplica a todos sus estudios- fue uno de los pioneros de estos procedimientos aplicados a la literatura áurea hispánica

            Esta importancia “material” del texto literario, que hoy nos parece obvia, no lo era tanto cuando Víctor Infantes planteó el concepto, novedoso y brillante, de “género editorial”, aplicándolo a toda esa poesía transmitida en pliegos y más tarde ampliándolo a la narrativa caballeresca breve. Este concepto lo ha ido revisando y actualizando en trabajos posteriores, enriquecidos con el tiempo.

            No sé si se puede precisar cuál fue su primer desvelo bibliográfico; quizá los pliegos sueltos, o la poesía gráfica; o más bien la tipografía y la imprenta. Y, siempre, la bibliografía, la edición y el libro.

Su estudio y revaloración de los pliegos sueltos poéticos, plasmado en las dos revisiones publicadas del (Nuevo) Diccionario bibliográfico de pliegos sueltos poéticos de Rodríguez-Moñino, sigue siendo hoy esencial para el conocimiento de este género poético que ya no podemos llamar “menor”. Como lo es la recuperación, estudio y edición de todas -todas- las cartillas de la primera enseñanza de los siglos XV-XVI y, en otros dos volúmenes posteriores, de los siglos XVII y XVIII.

La precisión, la honestidad del dato, forma parte no solo de su modo de trabajar, se había convertido en un rasgo de su carácter. Su conocimiento apabullante de las fuentes y la bibliografía, el rastreo paciente y constante del detalle, se traducen en singularísimas aportaciones que amplían de forma notable nuestro conocimiento de la literatura áurea: podríamos recordar la edición / estudio / interpretación que realizó del inventario del autor de la Celestina; o ese monumental empeño (“locura imposible” decía Jaime Moll) de fijación del “texto” del Quijote cotejando todos los ejemplares conservados.

Entre la inmensa producción investigadora de Víctor Infantes hay que destacar los muchos y variados márgenes que pueblan su bibliografía. La emblemática, la poesía visual del siglo XX, el arte de imprimir, los carteles, son algunos de sus intereses, donde aparece mezclado lo académico con la más entusiasta curiosidad.  

            Su pasión por la edición, por la imprenta, lo convirtieron en un confeso adicto a los aromas tipográficos. Toda ocasión podía ser motivo para un impreso curioso: aguinaldos, folletos, pliegos, puntas de libro, tarjetones, naipes… Pero también libros, editados con esmero y con un criterio estético ya poco común. Muchas de las ediciones realizadas a lo largo de su vida se han convertido en deseadas piezas de colección (algunas ya nacieron con esa cualidad, como las Fábulas futrosóficas impresas en papel verde, o los pliegos de “El Jardín de la Memoria”, compuestos a mano e impresos en Ocaña).

            Hemos perdido a un erudito y bibliógrafo excepcional, con él se van conocimientos irrecuperables sobre el libro, sobre libros. Sus amigos perdemos, además, su inteligente conversación, su agudeza, su curiosidad contagiosa, su cálida y vital compañía. Conocí a Víctor Infantes hace más de veinte años, en un aula de la Universidad Complutense. Muy pronto me regaló su confianza y su magisterio, dando inicio a una productiva colaboración académica sustentada en una firme amistad. Nunca he dejado de aprender y de admirar su inmenso saber bibliográfico, que compartía con la misma generosidad que conducía su vida. Se te va a echar de menos, Víctor.

Ana Martínez Pereira